Piensa en tu último enfado. En tu última exigencia. En tu última crítica. En tu último pensamiento negativo. O a lo último que le has dado importancia.
¿Crees que es válido, real, que vale la pena?
¿Sí?
Tan sólo te queda una hora. ¿Pensarías o harías cualquiera de los puntos anteriores?
¿No?
No.
Regálate una hora de cosas bonitas, reales, proactivas y amables. Y regala esa hora también a los demás. Regala tu sonrisa, una palabra amable, un abrazo o un favor. Pero regálalo porque sí, porque te sale, sin esperar, sin expectativas.
Esta práctica es llamada por los tibetanos bodichita, cuya traducción es corazón despierto.
Mantén tu corazón despierto y tu sonrisa amplia. El amor que recibes es equivalente al amor que das.